martes, 18 de enero de 2011

El dolor y su miseria

Es éste un tema profundamente arraigado en la experiencia de tantos que sienten la daga helada del dolor partirles el corazón. No voy a referirme al dolor físico, eso lo  dejo a la ciencia, voy  a hacer mención al dolor desesperante de la soledad, la frustación, el desengaño, la incertidumbre, la muerte...
El renombrado autor del libro "El paraiso perdido" definió al dolor como la miseria de los hombres. !Cuánta verdad encierran estas palabras!, podemos tenerlo todo en la vida: prestigio, posición, comodidad, intelecto... mundo, pero cuando el dolor nos azota, sentimos la bruma hostil de la desesperación consumiéndonos en su penumbra y soledad.
Hace algunos años un médico parissién contó una experiencia singular ydramática que le tocó vivir. Una de las tantas tardes de consulta, un hombre bajo, de contextura fuerte y mirada débil entró en su consultorio preso de una agudacrisis nervisa. El doctor trató de inquirir sobre su problema, pero ignoraba el terreno de la Psicología que no era su especialidad. El hombre le confesó la agonía espiritual en que vivía y el dolor moral que le abrumaba. El médico tratando de ayudarle en algo le aconsejo distracción, y metiendo su mano en el bolsillo sacó cinco arrugadas entradas de espectáculos, y entregándole una, le dijo: "Vea, amigo, estos billetes se los han dado en la escuela a mis hijos para ir el sábado al circo a  ver al famoso cómico Garrick, como nos sobran dos, pues uno de ellos no estará en la ciudad, bien puede tomar una e ir a distraerse un poco, creo que un poco de risa le ayudará a resolver su depresión. el hombre tomó la entrada y se fue cabizbajo.

Tres días después el magnífico circo estaba repleto. El doctor, su esposa y su pequeño Andrés, esperaban nerviosos la aparición del gran Garrick, un payaso de fama mundial que arrancaba carcajadas de la multitud. Mientras esperaban la iniciación del espectáculo el doctor miró alrededor para ver si veía al extraño hombre que le había consultado sobre su dolor de corazón, pero no lo encontró. Cuando termino la uncion el gran Garrick se acercó a su público para saludar, el doctro descubrió en sus ojos el brillo amargo del llanto iluminado por las candilejas. Era el mismo hombre que lehabía consultado sobre su angustia y a quien él le había recomendado ver a Garrick; !el mismo era el payaso, sus ojos tristes mostraban la despiadada verdad del dolor y la soledad.

En la arena del mundo todo parece una deliciosa comedia, pero a la luz de la experiencia invisible del alma surge con perfiles inescondibles la imagen de una tragedia, la tragedia de existir sin vida, de llorar a solas nuestra angustia y decepción, de vagar sin rumbo, sin fe, sin esperanza.

Ven a Cristo, mírale morir en el drama inmortal del Calvario, recíbele por Salvador, permítele curar tus heridas, mitigar tu dolor, compartir tusoledad y verás que aunque la noche sea densa, para ti siempre brillarán las estrellas...

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